esta era una noche para estar en guayaquil.
yo, en cualquier caso, estoy en filadelfia, o más bien cerca de allí, en west chester, en casa de mi tío xavier, y en compañía de mi ñaño y mis padres, así que tampoco me puedo quejar.
aunque esta era una noche para estar en guayaquil. como muchas otras noches, sin duda, pero esta aun más, porque esta noche guayaquil es la ciudad de la furia.
soda stereo, me verás volver, guayaquil
dos semanas sin postear, en tiempos de normalidad, no dan para mayor cosa: un par de anécdotas vagas, unas cuantas visitas a hemingway's, alguna película, alguna lectura, con mucha suerte alguna barbacoa-fiesta o algún presidente andino en un programa cómico de la tele gringa o algún gran grupo argentino que se reúne... poca cosa, como ven.
estas últimas dos semanas, no obstante, distan de haber sido normales. sólo para empezar, mis viejos están aquí de visita. allá por 1999, el carajazo monumental del ecuador frustró sus planes, largamente acariciados, de viajar a europa, básicamente a alemania y a españa, donde a la sazón vivíamos mi ñaño y yo, aunque me imagino que como mínimo a francia también. ahora, que el ecuador (de momento al menos) no se ha hundido otra vez, y que encima les sale todo más barato porque estamos los dos algo más cerca y en la misma ciudad, por fin han materializado sus amenazas de visita.
llegaron el 28 de septiembre a miami, donde mi madre tiene una amiga bruja (así se llaman a sí mismas mi señora progenitora y su pandilla: las brujas), y volaron para acá al día siguiente. las primeras noches se quedaron aquí en mi casa, porque rich y mariauxi estaban dando posada a una amiga, pero ya se mudaron para allá que sin duda estarán más cómodos. se quedan hasta principios de noviembre. hasta ahora les ha gustado pittsburgh, que es una ciudad bonita para quien sepa apreciarla y, pese a no ser la más conocida ni la más poblada ni la más rica de la unión hoy en día, fue muy importante en otras épocas, por lo que tiene bastante historia y muchas cosas dignas de verse. incluso existen ejemplares de tasio-chovillanus pittsburghensis dispuestos a afirmar que como en esta ciudad no se vive en ninguna otra parte del mundo...
y bueno, mis viejos conocieron el campus de pitt ya el primer día, y después, poco a poco, el resto de oakland con sus estudiantes, el strip district con su mercado callejero, bloomfield con su festival italiano, squirrel hill con sus judíos ortodoxos, etcétera. ya han probado varias de las delicias que ofrecen los bares y restaurantes de pittsburgh, como la mejor hamburguesa del mundo en five guys, excelente comida china en lulu's, fantástica comida italiana en mariani's, etcétera, pero no, aún no han pisado el sagrado y a veces sucio suelo de hemingway's. al menos no conmigo y no que yo sepa.
y es que en los últimos días no he podido acompañarlos en absoluto. se supone que debería dedicarme a escribir la tesis, se supone que tengo que prepararme para el congreso de mla (esto es, para buscar trabajo) en diciembre, y se supone que he de seguir cumpliendo mis obligaciones en la revista, pero no es nada de esto lo que me ha mantenido fuera de juego.
resulta que hace ya una semana me sobrevino un extraño mal que todavía me tiene de capa caída. al principio pensé que se trataba de esa gripe fuerte con dolor de las articulaciones y del alma que en mi tierra llamamos trancazo, luego estuve seguro de que era asma por el instantáneamente reconocible y siempre temible silbido de darth vader al respirar, y finalmente me diagnosticaron bronquitis. y sí, digo me diagnosticaron, porque después de un par de días en plan valiente-terco-idiota a medianoche del jueves claudiqué, más que nada debido a la sencilla razón de que no podía, literalmente, respirar, y fui a urgencias como si de un capítulo de house o de e.r. se tratase. allí estuve más de cuatro horas, durante las cuales me enchufaron por primera vez en la vida una de esas vainas para administrar fluidos por vía intravenosa, me radiografiaron el pecho, primero me dijeron que temían que fuese neumonía y después me tranquilizaron concluyendo que era bronquitis, y me recetaron un tratamiento de antibióticos para combatir la infección respiratoria y un inhalador de albuterol para ayudarme a no morir. resultado: el brazo izquierdo de un yonqui y una semana sin salir, sin poder acompañar a mis viejos en el turisteo, sin ir a la oficina (aunque corrigiendo textos aquí en casa). aún no me he recuperado del todo pero ya me siento mejor y sé que pronto volveré a ser el de siempre.
ayer estuve muerto... y hoy vivo. padres, viejos, vetustos, hospital, trancazo, asma, bronquitis
