inauguración
hoy utilicé por primera vez mi flamante visa gold, la primera tarjeta de crédito que me conceden en estados unidos y, de hecho, la primera tarjeta de crédito que tengo en la vida. lejos de tratarse de una inauguración por todo lo alto, fue apenas una comprita de catorce dólares en el supermercado: pan, salchichas, leche, poca cosa.
una anécdota como cualquier otra, excusa suficiente o insuficiente para comenzar a escribir un diario. la verdad es que en este país uno no es nadie si no posee una tarjeta de crédito. pero dudo que eso justifique este gesto, digamos, exhibicionista, que, lo sé, alguna que otra crítica probablemente almuñequera despertará. lo que ocurre, en realidad, es que desde hace algún tiempo estaba dándole vueltas a la idea de abrir un blog, y no por sumarme a la última moda ciberespacial (que también) sino porque al fin y al cabo una especie de blog informal es lo que llevo siglos escribiendo para mis viejos y mi ñaño, años escribiendo para la familia y casi doce meses escribiendo para los amigos. me refiero, claro está, a mis extensas, detalladas y temidas cartas generales. en ellas he venido publicando anécdotas y opiniones más o menos regularmente, que es lo mismo que pienso hacer aquí. pero a partir de hoy ascendemos, maravillas de la tecnología punta, un peldaño en la escala evolutiva de la democracia virtual: quienes quieran leer mis intrascendencias aquí me tienen, sin que eso imponga nada en absoluto a los que no quieran o no puedan hacerlo (hay gente que trabaja, después de todo, aunque bien que para el ciberporno les da tiempo).
así, quien quiera saber de mí (mi madre, básicamente) podrá acceder a la actualidad más candente con relativa regularidad. así, además, adquirirán algún sentido, alguna utilidad mis frecuentes noches de insomnio, como esta.
relativa regularidad, he dicho: no prometo demasiado ni en cuanto a periodicidad ni en cuanto a nada. no sé cuán seguido escribiré, no sé sobre qué escribiré, pero desde ya garantizo que no será todos los días pese a la afirmación líneas arriba de que empezaba un diario, y que desde luego si buscan noticias importantes, eruditas críticas literarias, sesudos comentarios sobre el panorama político mundial, etcétera, se han equivocado de sitio. o sea, algo de eso puede llegar a haber si me da por ahí, pero más probable es que me dedique, como ya he anunciado, simple y llanamente a lo mismo que me dedicaba en mis e-mails generales.
se trata en definitiva de una forma más de perder mi tiempo, y de hacerles perder el suyo. se agradecerán los comentarios, las sugerencias, las quejas, las recetas de cocina, las contribuciones de cualquier tipo. sé cuál será la primera cuestión sobre el tapete: ¿por qué esta poco ortodoxa, de hecho casi iconoclasta ausencia de mayúsculas? desde luego (y quienes me conozcan bien lo sabrán) tengo una explicación perfectamente razonada al respecto. sólo que no me da la gana de ponerla aquí y ahora.
hasta la próxima.
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