más que trabajo, placer

cien años de soledad sigue siendo una obra cumbre de la literatura del siglo xx, una catedral con todas las piedras en su sitio, un placer para los sentidos. casi me siento culpable por haber defenestrado a gabo del trono del boom hace un año, tras leer la casa verde de vargas llosa, ese arrepentido peruano con ínfulas de español que es, pese a su antipatía, tan buen escritor que, carajo, la verdad es que se hace aun más antipático. dejémoslo en que ambos son unos genios, en que cada uno tiene varias obras maestras a sus espaldas, y en que sin ellos las letras hispanas no serían lo que han llegado a ser en las últimas tres o cuatro décadas.

mi exposición sobre el universo macondiano estuvo bien. bien nomás, que a mí para serles franco nunca me gustan mucho mis exposiciones. pero qué sabrosura haber vuelto a disfrutar, aunque fuera por obligación, del afán de sabiduría y la locura insondable de josé arcadio buendía, de la gloria y la decadencia del coronel aureliano buendía, de la lógica casera de úrsula iguarán, de remedios la bella subiendo al cielo en cuerpo y alma, de mauricio babilonia envuelto en una nube de mariposas amarillas, de viejos trovadores de doscientos años como francisco el hombre (así llamado porque venció en un concurso de vallenatos al mismísimo diablo), de gitanos inmortales y casi omniscientes como melquíades, de los hijos de parejas incestuosas que salen con cola de cerdo, de mil y un josé arcadios y mil y un aurelianos, de un mundo en que el hielo sorprende como una invención extraordinaria pero se ve con naturalidad que la gente se haga invisible o vuele en alfombras o regrese para visitar a los vivos después de la muerte, de una auténtica biblia latinoamericana con su génesis y su éxodo y su apocalipsis. de macondo, en una palabra. del realismo mágico, en dos. de gabriel garcía márquez, en tres.

y ya lo he decidido: definitivamente me voy a lanzar a analizar a josé de la cuadra como una especie de precursor de la transculturación narrativa, porque pienso que lo fue, igual que lo fue del realismo mágico. o sea, el hombre hacía en realidad narrativa regional, pero creo que como mínimo entrevió y exploró líneas de fuga que iban más allá de eso y que eventualmente desembocarían en la narrativa transculturadora y el realismo mágico cuando tomara las riendas la generación siguiente.

por lo demás, poca cosa que contar, el hemingway's sigue igual que siempre, y hoy se suponía que iba a haber otra fiestecilla en casa pero al final nanay, no se pudo organizar a tiempo, y es que, como ya parecemos gringos (grindios, en buen ecuatoriano), ahora tenemos que planear todo con bastante anticipación, de modo que hemos quedado tentativamente para el miércoles de antes de thanksgiving, aprovechando que al día siguiente no hay que dar ni recibir clases. los mantendré informados, como de costumbre.