la edad de cristo (-1)

adivinaron: hoy tampoco hay post kilométrico, ni los detalles y las fotos que exige mi santa madre, ni ná de ná. pero, en serio, todo llegará. y al fin y al cabo hoy, al menos, mando yo, y tengo derecho a hacer lo que me dé la gana, porque hoy estoy de cumpleaños. treinta y dos ni más ni menos. en su día intenté vender, copiando con descaro al maestro, la idea de los veinte y diez, pero luego ya no me atreví con los veinte y once porque era demasiado estirar el chicle. voy llegando a la edad en que ya casi conviene más aumentarse las primaveras para que a uno le comenten lo joven que se ve... mas habrá que celebrar, porque así mismo son las cosas, y porque después de todo, como sentenció pana deck, chupa es buena. hoy no, sin embargo, pues los padres de aarti están en la ciudad. se van mañana, y mañana vamos a ir al béisbol, al parecer instituyendo ya una tradición cumpleañera. el sábado, en cambio, se inaugura oficialmente la temporada de barbacoas, que tuvo su preli hace una semana con ocasión del cumple de gerardo, pero que ya se sabe que no es lo mismo si no tiene como escenario mi humilde morada. de momento, pues, a festejar, pero virtualmente, y qué mejor que con música ad hoc. luisra dirá que lo que busco es torturarlo, primero con bosé y ahora con esto, pero hey, lo bueno de la web 2.0 es que uno mismo decide si participar o no, con no darle al play asunto arreglado. sabina siempre ha sido muy autorreferencial en sus letras, se ha metido en ellas como personaje, y las ha usado como escaparate para sus muy concretas ideas sobre la vida y cómo vivirla: con tanto exceso como pudo, hasta que pudo, y quizá más allá (más acá) de eso. en todo caso los años, desde hace años, le preocupan, igual que a cualquier hijo de vecino cuando se va haciendo viejo, salvo quienes tienen pacto firmado con el malo como ese muerto viviente llamado keith richards. eso se notó ya a mediados de los noventa, cuando el maestro se dedicó a trotar por las tarimas de media españa y parte de américa para demostrar(se a sí mismo) que a sus "cuarenta y pocos tacos" todavía estaba hecho un chaval, como pueden ver aquí:



pocos años más tarde, sabina firmó una bonita tonada que también tenía que ver con la vejez, en la que repasaba su vida en un tono bellamente nostálgico y concluía diciendo que se sentía tan joven y tan viejo "like a rolling stone" en un nítido homenaje a dylan y a los inmortales del rock. la siguiente versión en vivo, sin embargo, es más reciente, como se puede notar por la (relativa) gordura del cantautor, quien ya no sigue igual de flaco, precisamente porque no sigue igual de calavera por problemas de salud:



por último, los dejo con la canción que inspiró mi peterpanismo de hace un par de años, donde sabina se niega a celebrar su quincuagésimo cumpleaños y asegura que el cura que ha de darle la extremaunción no es todavía monaguillo. lo mismo digo. y es que ya no tengo un solo pelo blanco, sino varios, y, vergonzantemente, un par incluso en el pecho, en plan abuelo, además de que si algo no puedo decir (desde hace bastante) es que a mis treinta y pocos tacos igual sigo de flaco, pero por otra parte me conservo en alcohol, así que me imagino que tudo bem al menos por ahora. pero al grano:


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