cajón de sastre

en las últimas semanas les he dado algunas clases particulares a un par de alumnos de pilar desesperados por asegurarse el aprobado en spanish 0002 porque de él depende que este verano se gradúen o no. creo que hemos avanzado, en especial con uno de ellos, brandon, por cuyo pase pongo la mano en el fuego, ya que he comprobado que el hombre se esfuerza. con el segundo, josh, es otro cantar, porque no lo veo tan dedicado, y porque de entrada tenía menos bases sobre las cuales trabajar. y es que además, si es criminal e iluso pretender que un alumno consiga meterse en la cabeza en apenas seis semanas lo que normalmente se hace en cuatro meses (caso de brandon), peor pinta la cosa si este alumno viene de cursar el primer nivel de español en el primer período veraniego, es decir, inmediatamente antes y también en mes y medio (caso de josh). la universidad no debería permitir una sinrazón así, pero como siempre digo poderoso caballero es don dinero, y ante esto no hay nada que hacer. aprender es evidente que estos chicos no van a aprender, aun si están interesados, que normalmente no lo están. graduarse, ojalá.

esa ha sido en realidad mi única ocupación seria en tiempos recientes. por eso hay tanta foto de comida y bebida, como apunta la rubia, y por eso sólo relato anécdotas de bar. no fuimos a ny por segunda vez el fin de semana del 16 de julio, pese a que mariauxi y rich fueron para asistir a una boda, porque iba a hacer mal tiempo y al fin y al cabo habíamos ido hacía menos de un mes. maricarmen opina que el tiempo aquí está loco, que no es normal que un día haga un sol terrible y que al otro lluevan gatos y perros como dicen los gringos, y que no se siente en verano. yo le contesto que debería empezar a pensar que no es el resto del planeta lo que es raro, sino españa, y más en concreto andalucía: no todo el mundo vive en pleno desierto del sáhara. lo mismo con respecto a la alimentación: los españoles creen que todos los demás comen a horas extrañísimas, cuando lo que resulta insólito es almorzar a las tres o cuatro de la tarde y cenar casi a medianoche (alegan ellos que es por el clima, pero no veo a los portugueses ni a los italianos ni a los marroquíes siguiendo horario tan sui géneris).

lo cierto es que los gringos sí se pasan un poco en ese sentido. esta gente está almorzando a las once y media de la mañana y cenando a eso de las cinco y media o seis de la tarde. como adivinarán los que estén al tanto de mi condición de pisado, en este humilde hogar se observa religiosamente el horario de comidas español, faltaba más. pero eso es bueno, porque siempre que vamos a comer por ahí aprovechamos las promociones de early dinner (¡a las cuatro de la tarde que para nosotros es obviamente hora para almorzar y no para cenar!) o de late dinner (a partir de las nueve de la noche en hemingway's, por ejemplo, o a partir de las once en india garden, spice café o mad mex).

y la verdad es que el clima aquí es un poco una locura. ahora último ha estado ya definitivamente caluroso, y caluroso de verdad, en plan casi guayaquil. porque, si bien el termómetro no sube de treinta y cinco grados y usualmente se queda varios grados por debajo de eso, se trata de un calor húmedo como el guayaquileño, no de uno seco como el sevillano (que, eso sí, resulta insufrible también aun sin tanta humedad pues cuarenta y cinco grados no lucen bien salvo en libros de récords). aquí uno se ensopa apenas sale de la ducha, como en mi tierra natal, a menos que tenga aire acondicionado. pero he ahí otro problema: los gringos, cuando se ponen a climatizar, climatizan a lo bestia. en serio que estar mucho rato en la biblioteca, en el supermercado o incluso en el autobús puede convertirse en una tortura. dice lizardo que el clima ideal, oh sorpresa, es el quiteño. nada que ver: a mí me parece triste y no soporto que llueva todos los santos días. pero, si alguna vez vi en una tele local sevillana cómo alguien hablaba del "clima privilegiado" de sevilla, supongo que toda opinión es válida como suelen decir desde hace años los que creen que la historia se ha acabado y los que defienden lo politically correct por encima de lo correcto.

pittsburgh, por si no lo saben y por si no lo han visto en las fotos, tiene dos ríos, el allegheny y el monongahela, que se juntan en la punta del golden triangle para formar otro, el ohio, que como es obvio se adentra en este enorme país rumbo al estado que le dio la reelección a george jr. más o menos enfrente del downtown, hacia el sur y cruzando el monongahela, se halla un mall bastante simpático llamado station square porque aprovecha una antigua estación ferroviaria (algún día tendré que escribir sobre las curiosas coincidencias que encuentro yo entre esta ciudad y sevilla, donde también han transformado la estación de córdoba en centro comercial). más o menos enfrente de oakland, también atravesando el río, queda un barrio bastante simpático llamado south side. el domingo pasado nos dio por ponernos aventureros e irnos hacia el ignoto sur. fuimos al centro y de allí cruzamos hasta station square, una de cuyas atracciones es el hard rock cafe pittsburgh. como todos los jarrocafés del mundo, el de aquí es considerablemente caro, por lo que me pareció perfecto para aceptar la invitación a almorzar que me había hecho maricarmen (la niña tenía tarjeta de crédito y yo sin saberlo). todo muy rico, y al final no tan caro como podría haber sido, porque compartimos un par de supuestos entremeses en lugar de pedir cosas más contundentes. en serio que las porciones en estados unidos son descomunales: así se han puesto los gringos desde los setenta. total, que para qué contarles, si pueden ver las fotos. después del hard rock cafe subimos en incline hasta mount washington, punto de origen de casi todas las postales de pittsburgh que he visto en mi vida. hay allí una serie de restaurantes, carísimos desde luego, que gozan según los expertos de una de las diez vistas más románticas del país. nosotros no fuimos y probablemente nunca iremos a ninguno, pero con los miradores nos basta, ahora hasta les han puesto unas mecedoras muy cómodas. el día no estaba de lo más despejado, pero de todos modos mount washington siempre vale la pena, por algo es el típico paseo pittsburgués. más tarde nos fuimos para el south side, barrio obrero lleno de bares que últimamente está en proceso de regeneración urbana, porque no sólo en guayaquil hay alcaldes empeñosos con amigos ávidos de hacer negocios. allí medio nos perdimos, de hecho nos perdimos bastante, y acabamos tomándonos una cervecita antes de retornar a oakland. acá en teoría ya íbamos de retirada, pero camino a casa vimos un letrero tentador que anunciaba pintas de yuengling muy baratas en el fuel & fuddle (sí, confieso que he pecado, le fui infiel a hemingway's), así que nos metimos en ese bar para pegarnos otro par de bielitas y cenar algo más o menos ligero. no está mal para un domingo cualquiera, ¿eh?

mañana más a esta misma hora y por este mismo canal.