dos mil seis

un año más. en medio de la infaltable resaca, la gente suele autoengañarse con buenos propósitos, beber menos por ejemplo (o, dios nos libre, incluso dejar de beber). yo modestamente he dedicado el primer día de 2006 a arreglar y limpiar mi desastroso hogar, no por convicción o por un renovado afán de enmendar mi errática existencia, sino porque mañana llega el professsor dueñas y hay que recibirlo con este cuchitril medianamente adecentado. daniel va a estar en pittsburgh dos meses, y ya tiene un apartamento alquilado, pero como éste se halla en una residencia estudiantil que abre recién el 3 de enero mañana va a disfrutar de mi reconocida hospitalidad. y, por supuesto, de las mejores hamburguesas del mundo y la cerveza de a dólar allá donde usted sabe.

la cena de fin de año se improvisó en casa de una verónica recién llegada de argentina. acudimos sólo los herrera, óscar (quien como buen español llevó uvas para unas campanadas que tuvimos que imaginar), otra chica de historia llamada ruth, y yo. poco antes de la medianoche nos dirigimos a casa de becky y josh, donde ya se encontraban citlali, ritesh, pilar y rubén, avy, ellen, nacho y su novia the not-so-fictitious abby, y un montón de gringos en su mayor parte desconocidos para mí. nuestros anfitriones habían comprado un barril de cerveza, y nosotros llevamos ron a mansalva, así que la cosa estuvo más o menos brava. todo bien hasta donde me acuerdo, y después, pues supongo que bien también. un año más y la misma resaca nuestra de todos los unos de enero... hay cosas que nunca cambian. y quizá sea mejor así.