el 10 de julio en el diario de josé fernández: una aproximación al proyecto político de josé asunción silva
[esta es desde luego la ponencia que presenté en lasa 2006. no es gran cosa, pero seguro que a mi madre le hará ilusión leerla, así que aquí va. los demás en serio no tienen obligación ninguna de pasar por esta tortura. de sobremesa narra cómo josé fernández narra a sus amigos, después de una opípara comida y en medio de un lujo rabiosamente modernista, sus aventuras europeas mediante la lectura de su diario de ocho años antes. sus ejes principales son un proyecto político utópico y conservador y, más tarde, un proyecto amoroso también utópico y conservador. se trata de la única novela de josé asunción silva, autor modernista colombiano consagrado en poesía, y después de que su primera versión se perdiera en un naufragio fue reescrita en 1896 pero publicada recién hacia 1925.]
el 10 de julio, en whyl, josé fernández da rienda suelta a su imaginación y dibuja las líneas generales de un plan político utópico, conservador y elitista. estamos ante un millonario sudamericano cuya preocupación del momento consiste en vender una mina de oro (nótese: en lugar de intentar explotarla él mismo) para así duplicar o triplicar su fortuna y poder financiar tanto su derrochona vida como sus ensoñaciones de poder político, ensoñaciones que ve factibles precisamente por el palpable desprecio que le merecen no sólo su país de procedencia, que nunca se identifica explícitamente, sino las demás “republiquitas sudamericanas”: fernández se ve a sí mismo vendiendo bien la mina, enriqueciéndose, quedándose en europa para estudiar más, llevando luego las luces a su oscurantista e ignorante patria, recorriendo sus provincias como civilizador, instalándose más tarde en la capital, intrigando y entrando a empujones en política para obtener “un puestecillo cualquiera, de esos que se consiguen en nuestras tierras sudamericanas por la amistad con el presidente”, llegando a la jefatura del estado incluso, ya por medios lícitos, ya por medios fraudulentos o aun violentos (procediendo “a la americana del sur” y garantizando su ascenso al poder mediante una guerra en la que mueran “unos cuantos miles de indios infelices”), estableciendo entonces “una dictadura conservadora como la de garcía moreno en ecuador o la de cabrera en guatemala” que se encargará del “lento aprendizaje de la civilización por un pueblo niño”, atrayendo enseguida “inmigración civilizada” que obviamente vendrá de asia y sobre todo de europa, y mejorando en fin la situación del país gracias a sus estudios previos, esto es, aplicando lo aprendido en europa, esto es, transformando su nación en una nación europea, esto es, adoptando la única vía posible para dejar atrás la barbarie y abrazar la civilización. un tanto aterrador, ¿no? con esas élites, quién necesita enemigos…
¿es el megalómano plan de fernández un trasunto del ideario político de silva? ¿cuánto de lo que dice su personaje suscribe el propio escritor, qué tanto de silva hay en fernández, hasta qué punto da voz este último en esa terrible parrafada suya al proyecto político real del autor de de sobremesa? ¿qué representan en última instancia estos delirantes exabruptos en la colombia de fines del siglo xix y en la vida de uno de sus poetas más insignes de entonces y de todos los tiempos?
es siempre tentador aunque a menudo desencaminado identificar al autor con su protagonista y atribuir lo que dice el personaje de ficción al personaje real. la mayoría de quienes han escrito acerca de silva y de sobremesa, desde sanín cano hasta garcía márquez pasando por maya, garcía prada o gutiérrez girardot, han dado por sentado el carácter autobiográfico de la novela. también, en general, han asumido que fernández refleja en lo esencial la personalidad e ideología de silva.
al fin y al cabo tanto el creador como su personaje se llaman josé, son poetas, viajan a europa de jóvenes siguiendo un itinerario parecido. en parís, a fernández lo apodan el casto josé, mientras a silva, con un punto más de mordacidad, solían decirle la casta susana. ambos están interesados por los últimos avances de la medicina de entonces: silva acude a las clases del especialista francés charcot en tanto que fernández es atendido por una eminencia de apellido charvet. uno de los dos poemarios publicados por fernández comparte título con una de las obras que silva perdió en el desgraciado naufragio del amérique cuando volvía a colombia procedente de venezuela. el aspecto físico de fernández, tal como se lo describe en la novela, recuerda inequívocamente el de su creador. son incontables, en suma, las coincidencias entre autor y personaje, por eso los comentaristas suelen asumir que fernández es silva e incluso emplean la fórmula fernández-silva al hablar de de sobremesa.
es más, fernández representa tal vez todo lo que silva quisiera ser y no es, como puntualiza garcía márquez en su prólogo a la edición conmemorativa del centenario de la novela. inmensamente rico y exitoso con las mujeres, fernández puede viajar a europa cada vez que le viene en gana y no sufre las penurias económicas que padeció su creador, y tampoco se ve obligado a soportar maledicencias con respecto a su orientación sexual o la naturaleza incestuosa de sus amores. fernández ha publicado dos libros aclamados por la crítica, silva no publicó ninguno en vida (la misma de sobremesa apareció recién alrededor de treinta años después de su muerte por suicidio).
¿significa esto que el plan de fernández esbozado en su diario el 10 de julio representa también lo que silva quisiera hacer en el terreno político y no puede, o lo que él piensa que debería hacerse aunque las circunstancias o la falta de voluntad impidan la utopía? el poeta colombiano parece haber sido un hombre de ideas políticas imprecisas, volubles e incluso contradictorias. nacido en el seno de una familia liberal, silva mostraba no obstante una clara y hasta exagerada actitud aristocrática —de ahí su colegial apodo de josé presunción— que hace pensar en un corazón más bien conservador. si bien algún rasgo de su personalidad, como por ejemplo el escepticismo religioso, le granjeó simpatías liberales, hacia el final de su corta vida —golpeado sin duda por la muerte de su padre y de su hermana elvira— se decantó por la búsqueda de los cimientos de la sociedad en lo moral y lo espiritual, volvió al redil del catolicismo, y fue amigo y panegirista del presidente regenerador rafael núñez, quien también había tenido su propio tránsito desde el liberalismo hasta el conservadurismo en parte por convicción y en parte por conveniencia electoral.
se acepte o no la hipótesis de que silva lo compartía parcial o totalmente, de que creía a pies juntillas o al menos vagamente en las delirantes propuestas del plan político de fernández, éste resulta clave precisamente al considerarlo en el contexto de la regeneración. ¿es el proyecto descrito en de sobremesa una versión corregida y aumentada, y por descontado exagerada, del proyecto regenerador, o más bien una alternativa a éste, o más bien una crítica? el plan de fernández tiene elementos que ciertamente recuerdan el tono conservador e ilustrado de la regeneración, y pese a su carácter por completo excesivo no resulta tan ajeno a una larga tradición de proyectos civilizadores tremendamente eurocéntricos formulados en américa latina al menos desde sarmiento, pero es también bastante obvio que posee tintes paródicos. además, hay por lo menos dos factores en los que las ensoñaciones del personaje de silva difieren del proyecto regenerador: el asunto del hispanismo y el asunto de la religión. el diseñador de la regeneración, miguel antonio caro, fue un hispanista acérrimo que defendió la reconciliación con españa, el mantenimiento de los valores del modo de civilización hispano, y por supuesto la tutela de la iglesia católica en materia moral cuyo efecto más visible fue el concordato de colombia con la santa sede. fernández, por el contrario, es evidentemente un afrancesado con poco o ningún arraigo en la cultura hispánica y, si bien su lenguaje y su actitud a veces parecen adquirir un acento religioso, en varias ocasiones se declara expresamente no creyente.
como quiera que sea, la propia exageración del plan del 10 de julio le confiere un carácter deliberadamente utópico. desde el principio sabemos que el proyecto es, si no irrealizable, sí irrealizado, pues fernández lo lee de su diario ocho años más tarde y, pese a que según cuenta a sus amigos la idea de multiplicar su fortuna como primer paso sí ha fructificado, está claro que no ha cumplido el resto del plan. es más, está claro que ya no piensa cumplirlo (incluso califica de locuras sus ideas en una interrupción a la lectura del diario que resulta decidora por sus palabras pero también por las de uno de sus amigos, el médico sáenz, quien le responde que nunca estuvo más cuerdo en su vida que cuando delineó su programa), y que ha abandonado cualquier intención de participar activamente en la política nacional.
fernández desiste en su búsqueda de glorias en el terreno político para embarcarse en otra búsqueda: la de helena, virginal chiquilla de quince años a quien ve una noche en interlaken para ya no olvidarla jamás. ahora bien, el protagonista de de sobremesa fracasa también en su intento de encontrar a una persona que desde el principio aparece no como una persona sino como una imagen, como un ideal de belleza imposible. y, diríase que benjaminianamente, cuando por fin la encuentra la encuentra muerta, confirmando de este modo su carácter inalcanzable que es tal vez el carácter inalcanzable del propio arte.
nos hallamos pues claramente ante las dificultades, e incluso la imposibilidad, que enfrenta un sujeto descentrado para funcionar tanto en términos de la vida práctica (la política y la economía) como en términos de la creación artística. fernández no consigue realizar sus planes en ninguno de los dos ámbitos, niega ser poeta y reniega de las convenciones utilitarias del modo de vida burgués, abandona su megalómano proyecto político y pese a las exhortaciones de sus amistades deja de producir poesía. el protagonista de de sobremesa no parece capaz de encontrar su sitio en una sociedad que a fines del siglo xix ya se puede considerar moderna y capitalista, y, así descentrado, se refugia en última instancia en un diletantismo decadente. esto recuerda nítidamente los planteamientos de ángel rama respecto al modernismo. el crítico uruguayo sitúa al modernismo en el contexto de la consolidación del capitalismo en hispanoamérica durante la modernización iniciada alrededor de 1880. para él, el con frecuencia malmirado artepurismo de rubén darío y sus compañeros de promoción no responde a una mera cuestión de esnobismo, distanciamiento de la realidad o escapismo, sino que obedece a la implantación definitiva de un sistema de producción —y de valores— que privilegia la división del trabajo y convierte todo, incluso la obra de arte, en mercancía.
a través de fernández y sus vicisitudes, silva parece querer decir que, en esa encrucijada, el artista tiene su propio sitio fuera de la lógica de una burguesía que desprecia. si bien ese sitio no es todavía el del intelectual moderno tal como se desarrollaría en las décadas siguientes, ya que rechaza de plano el ámbito de lo práctico, silva muestra en de sobremesa una perfecta conciencia de la paradoja en que se debatían a fines del siglo xix los artistas como él mismo y muy en especial los poetas: la de ser marginales y marginados en el nuevo mundo capitalista sin poder moverse ya fuera de éste. fernández, en la ficción, puede solucionar este dilema finisecular mediante la evasión, pues silva lo construyó como un acaudalado aristócrata —“le richissime americaine” de las crónicas sociales de los periódicos parisienses— desde una mirada antiburguesa cuya contestación a la sociedad de mercado no provenía sin embargo de ningún progresismo sino de una nostalgia señorial como la que ha criticado françoise pérus para el modernismo en general. el propio silva, en cambio, no pudo en la vida real escapar de su prisión existencial, fue siempre un desadaptado en medio de la sociedad en que le tocó vivir, pasó años agobiado por incesantes problemas económicos, y fue plenamente consciente de su situación de especie en vías de extinción. según muchos, por eso se quitó la vida en 1896 poco después de concluir de sobremesa, una novela cuyo final ideal quizá hubiera sido precisamente el que su autor escogió para sí mismo.
3 comments:
¿Y qué dijeron los otros compañeros de mesa? le le le
pues como más o menos expliqué en mi post anterior gerardo leyó una ponencia titulada "el artista decadente en 'de sobremesa' de josé asunción silva: autocrítica del modernismo en el contexto político de finales del siglo xix", en la que también se basó bastante en rama y en otros autores para sostener el carácter de resistencia antiburguesa y de autocrítica del intelectual que hay en la novela. digamos sin embargo que su visión es algo más positiva con respecto a la posición del propio silva, porque en el célebre debate rama-pérus respecto al modernismo él es más de rama y yo más de pérus. rubén, por su parte, leyó la ponencia "proyecto político, tratamientos médicos y búsqueda amorosa: el cuestionamiento de la figura del intelectual en 'de sobremesa' de josé asunción silva", donde se centró más en la obra y menos en el propio silva. hizo un recorrido esquemático por la novela entera y no sólo por la sección dedicada al proyecto político, y concluyó que la idea fundamental es que en el mundo moderno no hay forma de encontrar ya la realización ni en la política, ni en la ciencia, ni en el amor, ni en el arte. o sea que, como se ve, los tres estábamos de acuerdo en muchas cosas, aunque también había diferencias, sobre todo de matiz, en cuanto a la posición del artista en camino de convertirse en intelectual en los comienzos de la modernidad definitiva de américa latina. en fin...
Hola
Personalmente, y como lector de "De Sobremesa", creo que establecer si Fernández es Silva, si Óscar Sáenz es éste o ese amigo de Silva en vida, o cualquier otra concordanica biográfica, resulta muy poco edificador, puesto que, de ser positiva la respuesta, ¿de qué manera cambiaria nuestra lectura? Sin embargo, estoy completamente de acuerdo con el plan tanto irrealizado como irrealizante de Fernández; tal como conoció a Helena, parecería estar en estado del opio, pero esta vez con carga política. Yo lo veo personalmente como ese intento práctico del personaje, consagrar su vida a algo, puesto que, siguiendo la idea de Wilde, "All art is quite useless". Yo pensé, por ejemplo, y creo que lo sigo pensando, en que la gran dicotomía del personaje se centra en el resultado que él mismo da de su "Plancha de anatomía moral": el yo intelectual-producto de su familia materna, consagrada a la Iglesia, a los claustros, a esa familiar que murió con la carne vírgen- y el yo sensual-el abuelo, ese jayán llanero que descuartizó españoles, que bebía aguardente y preñaba a las mujeres. La pregunta detrás, a mi juicio: ¿Cómo ser moderno? (es con la que empieza un análisis, por ejemplo, María Dolores Jaramillo). ¿Se es moderno mediante lo práctico (y así ceder al burgués tipo Max Nordau) y mediante lo artístico?
Me gustó su ponencia, pero quería hacer otros dos comentarios. Primero, encontrar la tumba de Helena: es paradójico, porque lo hace precisamente cuando menos lo esperaba; luego de habérselo propuesto, no lo consigue. Segundo, el final de la novela: no creo que tenga que ver con el final de Silva; es más bien ese silencio que explica el por qué a Fernández le entra la "maluquera" a final de año, por qué dejó de lado las letras, por qué su finca se llama "Villa Helena". Todos los amigos, incluso Fernández, guardan luto por el otro Fernández, por el que ha desaparecido, y que sólo habita en las profuncidades del diario.
UN abrazo, y espero que esto haya sido útil. DS es la novela que estoy analizando como parte de mi tesis doctoral, así que todo lo que tenga que ver con ella me interesa profundamente.
Colgaré en mi blog parte de un trabajo que realizé ya hace bastante, pero que puede resultar interesante de cualquier manera. Espero que le guste.
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