flashbacks
cuando recién me vine a vivir a pittsburgh, hace ya dos años y medio porque no hay nada más real que el paso del tiempo, no tenía blog pero me dedicaba a bombardear a familiares, amigos y conocidos con largos y detallados recuentos de mi vida y mis milagros vía correo electrónico. recuerdo que isi, de quien lamentablemente hace rato que no tengo noticias, me comentó que le parecía increíble cómo cambian las personas cuando en lugar de tratarlas en vivo y en directo uno las ve sólo a través de un texto: según isi mis palabras estaban llenas de nostalgia, un rasgo mío que él desconocía, quizá porque aunque hemos compartido mucho normalmente lo hemos hecho en ambientes festivos animados por juanito caminante o por otros aditivos de diverso calibre. lo cierto es que yo hace mucho tiempo que descubrí mi tendencia a la "tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha pasada" como la define el sacrosanto diccionario de la real academia.
cuando me fui del ecuador odiaba a julio jaramillo, porque como buen hijo de la clase media alta guayaquileña (a la que yo pertenecía más por educación que por economía propiamente dicha) lo tachaba de música para cholos. menos de un año en españa bastó para que le pidiera a mi santa madre que me enviara un cassette de quien ahora considero el mejor cantante en la historia de la humanidad. en general mi conexión con la música, que como saben quienes me conocen es muy fuerte, suele basarse en la nostalgia. mi ñaño se cabrea porque sigo siendo tan fan de los hombres g como cuando tenía trece años, pero es que para mí oír sus canciones significa transportarme a esa época, así como escuchar los beatles me devuelve a mi más tierna infancia, escuchar rage against the machine me devuelve a la bruja, y escuchar sabina me devuelve a casi todos los momentos buenos y malos de mi vida en los últimos quince años. incluso damien rice me hace retroceder tres o cuatro meses. y bien dicen que todo tiempo pasado fue mejor.
hace poco recibí una invitación para unirme a un grupo msn de mi promoción del colegio alemán humboldt de guayaquil. no sé qué tanto éxito cosechará esta iniciativa, comandada por una de mis mejores amigas de otra era, en su esfuerzo de volver a conectar a gente que en su mayor parte lleva como un decenio desconectada (y en algunos casos de forma completamente intencional). pero por supuesto yo me apunté de inmediato. y ya otra amiga, a quien no he visto literalmente en nueve o diez años, me escribió porque las casualidades de la vida la han llevado a ella a nueva york y eso significa que aunque no estemos tan cerca ya no estamos tan lejos tampoco. no era mala gente la del cah así que supongo que todo esto me alegra. por eso mismo me agradó enterarme de que el professsor dueñas, otro personaje extraído de ese ambiente, va a residir en pittsburgh durante enero y febrero por cuestiones de trabajo/estudios. a eso llamo yo una coincidencia. habrá, pues, que mostrarle el camino que lleva a hemingway's y a la cerveza a dólar la pinta. y habrá que volver a escuchar juntos a jota jota, a alci acosta, a josé josé, como hicimos en sevilla hace algunos años para incomprensión de luisra, porque los españolitos no entienden esa mística o más bien tienen la suya propia.
no cabe duda de que otro medio que se presta mucho a la nostalgia es el cine. el otro día vi por enésima vez the karate kid, filme de john g. avildsen que mi extrema superficialidad me hace catalogar como obra maestra, aunque es verdad que al avildsen este habría que darle el premio a la constancia (o la repetición) que en música merecería aerosmith: si steven tyler y su pandilla llevan alrededor de treinta años tocando una sola canción eterna, parece evidente que the karate kid no es sino un remake en plan infanto-juvenil de rocky, peli dirigida por... john g. avildsen (responsable también de las esencialmente idénticas secuelas de the karate kid, así como de rocky v, básicamente una reescritura de la original). el caso es que daniel-san y mr. miyagi lograron como siempre llevarme de vuelta al país de la niñez donde uno y uno sumaban tres. y qué maravilla de elisabeth shue cuando no era más que una rubita gordita guapita como las que uno ve por doquier aquí en el campus. eso sí, siempre pensaré que a ralph macchio lo encaraban absurdamente con chicas que se veían demasiado mayores para él, desde shue en la primera parte hasta robyn lively en la tercera pasando por tamlyn tomita en el papel de la dulce kumiko en la segunda.
y qué decir de la comida. mi ñaño, el inefable troyen y yo corrimos a degustar platos patrios apenas nos enteramos de la existencia del primer restaurante ecuatoriano en madrid. en sevilla hasta ahora no hay ninguno, que yo sepa, pero cuando descubrí uno colombiano me pareció lo suficientemente cercano geográfica y culturalmente como para llevar enseguida a maricarmen. y es que además la bandeja paisa la tengo inextricablemente relacionada con el último gran viaje familiar que hicimos, de quito a cali, antes de que me fuera a vivir a españa. ahora me acabo de enterar de que han abierto un sitio ecuatoriano en pittsburgh, lo cual se me antoja casi increíble dada la escasa población latinoamericana en general de esta ciudad, y más teniendo en cuenta el hecho insólito de que lo hayan abierto a una cuadra de la casa de mariauxi. anuncian seco de chivo a cinco dolaretes, ceviche a seis, etcétera, de modo que habrá que darse una vuelta por ahí, aun si no tienen pílsener. mi patria, gastronómicamente hablando, es y siempre será la comida criolla.
un último flashback reciente no sé si contarlo aquí en un blog que se autoproclama dedicado a mi santa madre. hace poco revisité nada más ni nada menos que la primera película pornográfica que vi allá por los felices años de la adolescencia... que me imagino que no eran tan felices en aquel entonces pero ahora lo parecen. se trata de beverly hills cox, una de esas pornos con "argumento", con "banda sonora", con "producción", o sea, de esas que no son una simple sucesión de escenas sexuales (aunque para algo creó dios el fast forward), cuyo título sigue como resulta obvio la tradición paródica del género, en este caso en alusión al taquillazo de eddie murphy, y no es por nada pero la versión para adultos está mejor. la protagonista, la gran ginger lynn, fue seguramente la mayor estrella del porno en la década de los ochenta junto a la no menos grande traci lords. me pareció difícil de creer lo nítidamente que me acordaba de todo, se ve que en esa época mis neuronas todavía imprimían bien, será precisamente el efecto del juanito caminante o de otros aditivos de diverso calibre. recuerdo que, cuando vi la peli, el último tipo con quien se acuesta lynn me pareció un viejo gordo. una especie de anticlímax estético en lugar del punto culminante de la historia como debía ser. pues bien, es triste reconocerlo, pero ahora ya no me pareció ni tan viejo ni tan gordo. supongo que en verdad todo tiempo pasado fue mejor.
4 comments:
No te pongas nostálgico que bastante nostálgica estoy yo. Porque es diciembre, porque ando cansada, porque ya son muchos años y ustedes no están,porque paso mucho tiempo sola con la computadora en el trabajo y para compañía he grabado algunos discos que me traen recuerdos, entre otros uno que nos regalaste para la navidad de hace dos años. Tu mamá
Seco de chivo a 5 dólares, "no me parece caro", célebre cita de un notable filósofo de la Economía.
¿Será lojano? Si es quiteño, el seco no va a ser como el de Guayaquil, probablemente. Le van a poner papa. Máximo
¿Y qué cuando en dos años escuches "Love, love me, do"? ¿Te acordarás del chico-que-nadie-sabe-de-dónde-salió, de la tele que se rebobina sola (¿?) o del vasito con la bandera de tu país favorito?
mother: ya sé que tengo un gusto insuperable para regalar música. no desespere que el 2006 es todo.
father: obviamente, no me parece caro. ya le contaré qué tan buena está la comida en ese sitio y de qué estilo regional concreto es.
yyyyy, viste, che verónica: el chico aquel resultó ser vecino de esta niña, de la tele quien se va acordar toda la vida eres tú que estabas como los bosquimanos de 'the gods must be crazy' cuando se encuentran la botella de coca-cola, y mientras haya ron dentro no me importa que el vaso tenga la albiceleste... así de flexibles son mis convicciones nacionalistas (o así de fijas son otras convicciones mías).
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