examen high-tech

por conveniencia, pero también por novelería, les tomé a mis bastardillos el examen final oral en el language lab de la cathedral. se trata de un aula especialmente equipada para la enseñanza y el aprendizaje de idiomas, con computadoras que cuentan con unos programas muy útiles para el efecto y que permiten grabar audio y vídeo.

la conveniencia, claro está, radica en que no tuve que ir entrevistando uno por uno a cada gringuillo, sino que los puse a hablar nomás, todos al miesmo tiempo, y a grabar sus voces, que ahora tengo inmortalizadas en un cedé y puedo oír cuantas veces quiera para calificar sus (modestos) logros verbales. la novelería también salta a la vista: enterado de que esto podía hacerse, no me iba a perder la oportunidad de jugar un poco con la tecnología punta disponible en esta parte del imperio.